Aprende ruso

¿Por qué tu cerebro te sabotea al aprender ruso?

El secreto no es estudiar más (aunque eso siempre viene bien), sino aprender a pensar en ruso teniendo en cuenta que ya no podemos estudiar el idioma extranjero como un idioma nativo. Te lo explico.

Ahora es 2024 y, con más de 5 años de experiencia trabajando con estudiantes hispanohablantes que desean aprender ruso como lengua extranjera, puedo decir que pocos conocen realmente cómo funciona nuestro cerebro al estudiar un idioma nuevo, mientras que muchos cuentan sus “técnicas secretas” de aprendizaje. A veces estas técnicas funcionan, pero solo hasta cierto punto.

 

Normalmente enseño ruso en español; sin embargo, hay estudiantes que se atreven a aprender ruso en ruso. Esto puede darse tanto en clases individuales, grupales o incluso en cursos intensivos. En cualquier caso, los resultados son positivos, y hoy quiero compartir con ustedes una parte de mis conocimientos sobre por qué, al aprender un idioma extranjero, a menudo nos estancamos en cierto nivel, repetimos los mismos errores y cómo esto se relaciona con el funcionamiento de nuestro cerebro.

 

Larry Selinker acuñó el término “interlengua”.

 

Es el idioma que usamos como base para aprender otro idioma. Normalmente, utilizamos nuestro primer idioma, el nativo, como base, y pensamos de acuerdo con su lógica y patrones. Por eso no podemos aprender un idioma extranjero de la misma forma en que un bebé aprende su lengua materna. Los bebés aprenden su idioma nativo formando conexiones en el cerebro sin ninguna barrera inicial; aprenden mediante imágenes y asociaciones a lo largo de un extenso periodo, estando completamente rodeados por ese idioma y su lógica. Aprenden de forma implícita.

 

Es lamentable, pero no, no podemos aprender como ellos. Los adultos, tenemos un pensamiento crítico formado sobre la base de la lógica de nuestro idioma nativo y nuestra experiencia, de lo que simplemente no podemos desprendernos, incluso cuando estudiamos el idioma extranjero en ese mismo idioma y nos rodeamos de una poderosa inmersión.

 

No obstante hay un aspecto positivo: somos capaces de reconfigurar conscientemente esos patrones. Los adultos aprenden de forma explícita, comparando con su lengua materna, analizando, traduciendo y apoyándose en ella, incluso si estudian ruso en ruso. Este método es más lento y complejo al principio, pero finalmente permite sentir mejor el idioma extranjero. Y, en cualquier caso, es más rápido que la manera en que los bebés aprenden su lengua materna. Lamentablemente, el método de enseñar ruso en ruso se aplica mayormente en facultades preparatorias o en cursos de escuelas de idiomas, donde la hora de clase cuesta poco, pero se imparten muchas horas. No todos los alumnos de clases particulares están dispuestos a sentirse “idiota” y a creer en la aparición de resultados en el transcurso de un año o incluso varios años de estudio constante.

 

casos rusosDebido a la interlengua, tenemos una entonación y un acento especiales al hablar un idioma extranjero que de instante le revela a todo el mundo a qué grupo de idiomas perteneces, a menos que trabajemos específicamente en ello. Y es justamente por ello que los niños que aprenden un segundo idioma de forma paralela y con la misma intensidad que su lengua materna –hasta los tres años y estando inmersos en él– suenan como nativos: todavía no han formado completamente el patrón de pensamiento de su idioma nativo. Pueden informarse sobre el “filtro neuroplástico”. Es por eso que conservamos un orden de palabras específico, influido por nuestro idioma nativo; no entendemos para qué se necesitan tantas formas de palabras, los verbos de movimiento, o qué pasó con tiempos pasados tan convenientes, pero de algún modo apareció la categoría verbal y una lógica extraña en el uso de preposiciones.

 

Paradoja

 

Cuanto mejor hablamos el idioma meta, más difícil nos resulta avanzar. Lamentablemente, muchas veces no logramos deshacernos de esta interlengua y nos quedamos estancados, por ejemplo, en el nivel B2. ruso es fácilEste nivel es más que suficiente para la comunicación cotidiana e incluso profesional en muchos ámbitos, incluso si vivimos en el país del idioma y tenemos amigos o familia que lo hablan. No hay motivación. Nos sentimos cómodos. Y eso está bien, pero es precisamente la incomodidad la que nos impulsa a seguir adelante.

 

Crear ese malestar de forma artificial es como clavarse un cuchillo en la mano: se puede hacer, pero no se quiere. El instinto de autoconservación no se anula.

 

A veces, el cambio se inicia en un ambiente donde se comparten desafíos y se apoya el crecimiento mutuo. Una muestra de que este malestar artificial funciona y puede ser agradable siendo una incomodidad grupal, es un juego en el que se debe explicar una palabra sin nombrarla ni usar los términos más obvios (se adjunta una lista). Es en esos momentos cuando se activan todos los conocimientos, cuando lo pasivo se vuelve activo. Jugando bastante a eso, uno se acostumbra a dar las explicaciones sin saber una palabra exacta y amplia muchísimo su vocabulario. Cabe mencionar que estos juegos se aplican con frecuencia en las sesiones grupales, donde el intercambio y la colaboración facilitan un aprendizaje más natural, la presencia de otros alumnos hace que la clase sea más dinámica y eficaz en cuanto a soltar el habla y mantener la motivación.

 

Sin embargo, nada es mejor ni más adecuado que contar con la motivación interna del estudiante. Incluso con incomodidad y en ausencia de motivación interna, nada funcionará. Es simple: si no quieres hacer la tarea, ¿acaso el profesor te azotará? No te puede obligar. Además, siempre puedes inventar una infinidad de excusas para evitar ese malestar y dejar las clases: “es caro, no tengo tiempo, no me ayuda, mejor empiezo cuando…”.

 

Una de las técnicas básicas en este proceso es la de las “pequeñas victorias” o pequeños pasos. Se habla de esto en muchos lugares y ya lo he mencionado en otros artículos. Si no conoces el concepto, ya tienes algo que explorar esta noche.

 

Además de la falta de motivación interna, otra causa del estancamiento es la metodología inadecuada.

 

Actualmente, el enfoque comunicativo está muy de moda. Se basa en presentar al estudiante situaciones en las que debe utilizar una palabra o construcción determinada y luego practicar, principalmente, escuchando y hablando. Este enfoque, basado en las teorías de Stephen Krashen, incluye mínima teoría, mínima corrección y abundante material para el aprendizaje implícito. Es un enfoque excelente, si… se usa de manera inteligente. Lamentablemente, como siempre, cualquier idea puede llevarse al extremo. Cuanto más leemos, escuchamos y vemos en el idioma extranjero, mejor. Es verdad. Pero siempre se omite un importante “pero”. Muy a menudo me encuentro con que al hablar de enfoque comunicativo se refieren simplemente a repetir miles de veces las mismas oraciones con ligeras variaciones en lugar de presentar la estructura o palabra, explicar su contexto y forma de uso, para luego practicarla de manera variada. Lo ideal es que lo aprendido se utilice como base para enfrentar situaciones comunicativas más complejas en un proceso de aprendizaje en espiral. En cambio, los principiantes acaban viendo películas de nivel C2, pensando que, de ese modo, absorberán el conocimiento de forma natural, supongo, por la difusión por la piel. 

 

El otro extremo es el enfoque cognitivo, puramente explícito. Es el mismo enfoque que ha llevado a que muchos odien y teman la gramática. Es el método que quieren evitar lanzándose a comprar los cursos que dicen “aprende el idioma rápido, de forma divertida y sin gramática; cantamos y vemos películas” o “¿Elige si quieres hablar correctamente o pasar horas armando una sola oración?”. Este método reúne a aquellos que se convierten en expertos en teoría, pero que en la práctica no pueden decir mucho, simplemente porque no la han integrado en su habla. hablando por primera vez con los rusosPorque, efectivamente, aquello que no entrenamos, no podemos producir de manera instantánea. Incluso si, bajo el enfoque comunicativo, has pasado más tiempo escuchando y viendo películas que hablando, tu capacidad para producir una comunicación fluida y espontánea no se desarrollará completamente. Sin embargo, te insisto en que esto no significa que debas limitarte exclusivamente a hablar. Si entrenamos en caso de la cognitiva solo la sustitución de palabras en la forma correcta, podremos hacer eso bien y rápido, lo cual también es muy útil para entender rápidamente qué forma usar al hablar con un nativo y tener poco tiempo para pensar… y sí, conocer la teoría también es excelente cuando te enfrentas a algo desconocido, ya que te permite deducir nuevas reglas. Pero, siempre y cuando se puede aplicar para producir. Por fortuna, con el esfuerzo adecuado, los conocimientos teóricos se trasladan a la práctica con relativa rapidez.

 

Un alumno mío,filosofia del idioma ruso colombiano que vivió y vive en Rusia, pasó años sufriendo porque no lo entendían; en tres meses dejó de confundir el uso de los casos y los verbos de movimiento, simplemente porque dejamos de repetir todo lo que oíamos sin pensar (algo que él ya había intentado y vemos su resultado que tuvo) y de memorizar teoría (que le parecía aburrida y poco aplicable frente a la posibilidad de comunicarse activamente). En lugar de ello, analizamos la lógica del ruso, comprendimos cómo los nativos expresan sus ideas a través del uso de la gramática, y gracias a ese entendimiento y autocontrol desarrollado, mi alumno ya utiliza casi de forma intuitiva los casos y otros temas que antes parecían intimidantes. Para ello, analizamos oraciones, textos, memes… Reconfiguramos el “patrón” lógico y aplicamos de forma activa en la práctica.

 

Por eso, como en todo, es necesario encontrar un equilibrio. Hay que tener en cuenta lo que un adulto es capaz de hacer, cómo funciona su cerebro y cuál es la manera óptima de introducir nuevos conocimientos. Se trata de un enfoque mixto, que se ha empezado a aplicar recientemente y que aún no es adoptado por todos.

 

Cuando el aprendizaje del idioma meta se estanca y dejamos de trabajar en él en el estado de interlengua, se produce una estabilización del “Frankenstein” resultante. Seguimos cometiendo los mismos errores, y la permanencia en ese estado conduce a una fosilización que es muy difícil de superar.

 

La clave para superar esto reside, nuevamente, en la consciencia:

 

  • Saber lo que estamos haciendo.
  • Saber por qué lo hacemos.
  • Saber cómo lo hacemos.
  • Poder controlar nuestro proceso mental, analizarlo y corregirlo.
Es fundamental desarrollar la habilidad del autocontrol.

 

Muy a menudo, identificar y sistematizar errores, así como desarrollar esa consciencia, resulta imposible sin una ayuda externa. Esto es especialmente cierto porque cada persona tiene su propio conjunto de errores, la influencia de la interlengua, miedos y motivaciones particulares. Existen errores interlingüísticos cuando la estructura del idioma nativo se transfiere al idioma meta, errores de transferencia cuando estructuras desconocidas del idioma meta se sustituyen por las familiares o simplemente errores derivados de una comprensión o aprendizaje inadecuado. Un profesor con la preparación necesaria puede identificar el origen de esos errores y comenzar a trabajar sobre ellos, combinando ambos enfoques con corrección posterior, atendiendo primero a los errores más urgentes y luego a los menos importantes.

 

Hablando de motivación, no se puede dejar de mencionar el “filtro afectivo”.

 

Es uno de los factores que nos hacen estancarnos en alguna etapa del aprendizaje. Se trata de una barrera mental que impide al estudiante desarrollar y producir el idioma meta de forma productiva, dificultando la producción activa de lo que ya ha aprendido. logicaesrus.com Motivación aprender rusoEs especialmente notable cuando se da la situación: “todo lo entiendo, pero no puedo expresarlo”. En cierta medida, esto es normal; al principio aprendemos a comprender y luego a producir. No se pueden esperar frases creativas desde la primera clase. Pero solo hasta cierto punto. Cuando un estudiante ya es capaz de comprender textos extensos sobre el metro de Moscú, pero aún no puede presentarse o hablar de sus hobbies, eso ya se convierte en un problema. La cuestión es: ¿de dónde proviene este filtro? Generalmente, de un trauma. A veces, de particularidades culturales o de la forma de educarse. Hasta que no se trabaje en ello y se demuestre, con ejemplos prácticos, que todos esos miedos –que muchas veces ni siquiera somos conscientes de tener– son infundados, seguiremos estancados. Y, lo curioso, es que a veces se tiene miedo… del progreso. Miedo a mejorar, a crecer.

 

aprender ruso por tu cuentaUna vez más, trabajar en este problema de forma individual resulta muy complicado, ya que se requieren pruebas prácticas, y los miedos suelen estar vinculados a la interacción. ¿Qué clase de interacción se puede tener en solitario?

 

Por ello, un profesor que tenga conocimientos de psicología y comprenda la situación del alumno debe, en primer lugar, establecer una conexión con él, integrarlo en el grupo y generar confianza. Para ello, debe demostrar un interés genuino, sin presionar ni apresurar, y dejar claro que la clase es un entorno seguro. Se le brinda al estudiante la posibilidad de olvidar sus problemas, cambiar de enfoque, relajarse y respirar. Para ello, se selecciona contenido que le resulte interesante, que le saque una sonrisa y despierte su entusiasmo. La clase debe ir acompañada de emociones positivas, casi como una adicción. Es muy importante mostrar que somos un equipo y entonces llegar a conclusiones junto con el alumno, elogiar sus logros y señalar las áreas que requieren trabajo adicional. Al principio, cuando se trabaja con este tipo de estudiantes, se les debe dar apoyo en cualquier actividad y acostumbrarlos gradualmente a producir el idioma por sí mismos. Primero lo demuestra el profesor o algún estudiante más seguro; luego se hace de forma conjunta, analizando cómo se ha hecho; y, finalmente, el propio alumno se arriesga a expresarse, ganando confianza en sus capacidades.

 

La experiencia de compartir este proceso en un ambiente de grupo resulta al primer instante dudosa, aunque en segundo enriquecedora sin necesidad de un esfuerzo enorme. La diferencia entre estas dos emociones es solo un paso. La presencia de otros alumnos que reaccionan tranquilamente y también cometen errores, nos prepara para el siguiente paso – hablar sin pánico con los nativos.

 

Con esta exposición, espero que te hiciste una idea de estrategia que te permita avanzar sin estancamientos y mucho dolor de cabeza y ahora ya sabes mejor qué hacer.

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